KINTSUGI®

Destruir. Revelar. Reconstruir.

Kintsugi es el arte japonés de reparar con oro lo que se ha roto, haciendo de las cicatrices la parte más valiosa de la pieza. En el mundo de los negocios, el modelo de negocio no se repara: se revela, se rompe con intención… y se reconstruye con conciencia brutal. Este método no es suave. Es quirúrgico, irreverente y profundamente humano.


Paso 1: Confesión


Nada cambia si no hay verdad. ¿Cuál es la mentira que sostiene tu negocio? ¿Qué te negás a ver? ¿Qué defendés con argumentos, pero sentís podrido por dentro? Este paso exige brutal honestidad. Sin confesión, no hay redención. La arrogancia mata antes que la competencia.


Paso 2: Desarme


Deconstruí tu modelo actual. Todo. Segmento, propuesta de valor, canales, relaciones, fuentes de ingreso, actividades, estructura de costos. Desarmalo como un niño rompe su juguete para entender cómo funciona. Sólo que esta vez, no vas a volver a armarlo igual.


Paso 3: Fricción


¿Dónde duele? ¿Qué parte de tu modelo genera rechazo, frustración o indiferencia en el cliente? ¿Dónde están los puntos de tensión? Este paso no busca eficiencia, busca incomodidad. La fricción es el mapa del cambio. Sin tensión, no hay transformación.


Paso 4: Dislocación


Sacalo de contexto. Tu producto no es lo que vendés. ¿Qué pasa si lo convertís en servicio, plataforma, comunidad, experiencia o símbolo? ¿Y si no lo vendés, sino que lo prestás, lo regalás, lo suscribís? La innovación radical empieza cuando rompés la lógica dominante.


Paso 5: Prototipo Vandalizado


Nada de plan de negocios. Hacé algo real. Un piloto, una versión mínima, sucia, rápida. Pero hacela con rabia creativa. Que provoque. Que saque reacciones. Que no pase desapercibida. Este paso no busca validación, busca impacto. El que no arriesga, ya fracasó.


Paso 6: Reconexión


Volvé al propósito. Pero esta vez con las cicatrices a la vista. ¿Para qué existís? ¿A quién servís? ¿Qué lugar ocupás en la vida del cliente? Si no podés responder con poder y humildad, todavía no tenés modelo. El negocio que no toca el alma, no deja huella.


KINTSUGI® no es un método para todos. Es para quienes están dispuestos a romper con lo que alguna vez funcionó, para abrazar lo que todavía no entienden del todo. El oro no está en lo perfecto. Está en lo roto que se animó a reconstruirse mejor.


Iniciar sesión dejar un comentario
Cuando los Zapatos Dejaron de Ser Zapatos