En los años 90, el economista David Teece lanzó una idea poderosa que muchos emprendedores aún ignoran: tener una buena idea no es suficiente. Para crecer, necesitas controlar otras piezas clave: contactos, canales de distribución, socios estratégicos, equipos capaces. Sin eso, la innovación se queda en el cajón. Teece nos dijo: si no tienes un sistema que te respalde, estás en desventaja.
Años después, Josh Lerner observó cómo el modelo de capital de riesgo funcionaba en ciertos países, pero fracasaba en otros. En América Latina, por ejemplo, muchos copiaron la forma, pero no el fondo. No hay las mismas redes, la misma cultura de riesgo, ni las mismas salidas para los inversionistas. ¿Resultado? Muchos emprendimientos atrapados entre la necesidad de dinero y la falta de un ecosistema que los respalde.
Ben Horowitz, que sí jugó el juego desde adentro, fue más directo: levantar capital no te hace mejor. En su libro Las cosas difíciles de las cosas difíciles, advierte que el dinero puede ayudar… o puede destruir. El fundador debe saber tomar decisiones duras, no sólo impresionar en una reunión con inversores. A veces, lo que una empresa necesita no es más dinero, sino más claridad.
Y ahora, algo está cambiando. En todo el mundo, pequeñas empresas están creciendo sin buscar inversión. Se enfocan en tener ingresos desde el principio, en crear comunidad, en ofrecer valor real. Usan herramientas digitales, financiamiento colectivo, modelos colaborativos. No buscan permiso para existir. Solo quieren resolver problemas reales y cobrar por ello.
¿Se contradicen estos autores? Un poco, sí. Pero todos coinciden en algo importante: el dinero no puede ser el punto de partida. Si tu modelo depende de levantar capital para sobrevivir, algo está mal. El capital no debe ser un salvavidas, sino una palanca. Y a veces, es mejor ni tocarla.
En el próximo artículo, veremos un caso real… aunque inventado. Una historia que podría ser la tuya: una empresa que decidió crecer sin pedir permiso. Sin pitch. Sin PowerPoint. Solo con clientes, foco y convicción.