Todos hemos oído hablar de la diversidad como el "nuevo mantra" del mundo corporativo. Las empresas presumen de políticas inclusivas, diversidad de género, etnia, edad y más. Pero ¿realmente creen en lo que predican, o simplemente están cumpliendo con un requisito? ¿Es la diversidad en las empresas una auténtica ventaja competitiva, o solo un disfraz de buenas intenciones que se queda en la superficie?
Es innegable que contar con equipos diversos puede aportar una amplitud de perspectivas y enriquecer la toma de decisiones. Sin embargo, cuando la diversidad se utiliza como un mero indicador de cumplimiento, su potencial transformador se pierde. Estudios han demostrado que las políticas de diversidad superficial pueden generar tensiones internas y un sentido de tokenismo, donde algunos empleados sienten que están ahí para "marcar una casilla" y no porque su talento sea realmente valorado. ¿Qué pasa cuando el objetivo es solo llenar estadísticas?
Un ejemplo relevante y conocido es el caso de Facebook (ahora Meta). A pesar de su fuerte enfoque en la diversidad y la inclusión, los informes internos y externos han revelado desafíos persistentes. En 2018, una publicación de un ingeniero de software de Facebook, Mark Luckie, destacó que, aunque la empresa había avanzado en la contratación de más empleados de grupos subrepresentados, estos empleados a menudo sentían que no eran totalmente incluidos o apoyados en su ambiente de trabajo. Luckie argumentó que muchos empleados afroamericanos, en particular, se sentían aislados y subvalorados, indicando que las políticas de diversidad estaban presentes, pero no se traducían en una inclusión efectiva.
¿Diversidad o diversidad maquillada? La diferencia está en la intención y en las acciones que se toman después del discurso. La diversidad no es solo una cuestión de números, sino de construir un entorno donde cada voz tenga un lugar genuino. Si no estás dispuesto a cambiar las estructuras de poder, a cuestionar tus propios sesgos y a dejar que esas nuevas voces realmente se escuchen, entonces estás jugando a ser diverso, no siéndolo.
Es hora de revisar tus políticas de diversidad, no solo como una obligación, sino como una oportunidad para cambiar verdaderamente la cultura de tu empresa. ¿Estás listo para pasar de la diversidad simbólica a la auténtica inclusión? Desafía el status quo y asegúrate de que tu empresa sea un lugar donde todos puedan brillar.