El Delirio de la “Buena” Decisión

Las decisiones gobiernan el destino de una empresa. Pero, ¿y si te dijera que la mayoría de las decisiones “razonables” terminan en desastre? Nos han vendido la fantasía de que decidir bien es analizar datos, evaluar opciones y mover fichas con lógica impecable. Nada más lejos de la realidad. Como advirtieron Peter Senge y Jay Forrester, los sistemas no responden a buenas intenciones, sino a dinámicas invisibles que la mayoría ignora. Y es ahí donde empiezan las grandes caídas.


El problema es este: tomamos decisiones con la ilusión de control. Creemos que, con la información suficiente y un buen proceso, el éxito es cuestión de tiempo. Pero el mundo real no es un tablero de ajedrez con reglas fijas, sino un ecosistema en constante mutación donde los efectos de cada decisión se diluyen, amplifican o retuercen de formas impredecibles. No importa cuán brillante seas: si no entiendes las estructuras profundas que rigen el juego, estás apostando a ciegas.


Ejemplo: Nokia y BlackBerry no cayeron por tomar malas decisiones en el sentido tradicional. Se extinguieron porque no entendieron el sistema en el que operaban. Mientras analizaban mercados y estrategias con precisión quirúrgica, Apple y Google redibujaban el tablero. No fue la falta de información ni la incompetencia, sino la incapacidad de ver las dinámicas de poder, los ciclos de retroalimentación y los puntos de apalancamiento que realmente mueven la aguja.


Aquí viene el golpe más duro: a menudo, lo que parece una mala decisión en el corto plazo resulta ser la única jugada que importa en el largo plazo. Y lo contrario también es cierto. Kodak inventó la cámara digital, pero decidió enterrarla para proteger su negocio principal. Razonable. Lógico. Fatal. En cambio, Amazon decidió perder dinero durante años mientras construía su ecosistema. Absurdo en ese momento. Brillante en retrospectiva. La pregunta es: ¿estás decidiendo para sostener tu statu quo o para construir el futuro?


Así que dejemos de hablar de “buenas” decisiones y empecemos a hablar de decisiones funcionales. No se trata de elegir la mejor opción, sino de entender los sistemas que definen las reglas del juego. En el siguiente artículo, desmontamos la falacia de la decisión racional y exploramos los enfoques que realmente funcionan.


Si sigues creyendo que decidir bien es suficiente, prepárate para el golpe. Nos vemos en el próximo nivel.

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